jueves, 26 de noviembre de 2015



EL HOMBRE, LOS RECURSOS NATURALES Y LOS BOSQUES

LOS RECURSOS NATURALES
Desde su aparición sobre la Tierra, el ser humano ha vivido y convivido estrechamente con los recursos naturales. Tan estrecha ha sido y sigue siendo esta relación que el hombre depende en todo momento de tales recursos para su existencia.
Si no todos, muchos de los recursos naturales se presentaron, en un principio, indomables para el hombre, hecho que hacía evidente su dependencia de aquellos. Sin embargo, a medida que el hombre fue evolucionando fue también domesticando o controlando a una parte de ellos, por lo que aquella visión original de dependencia se fue diluyendo. A punto tal llega este proceso, que en una postura eminentemente soberbia y necia, el ser humano pasa a sentirse dueño de la situación y comienza a “manejar” los recursos naturales desde su propio punto de vista, olvidando las leyes naturales que los rigen y las consecuencias dramáticas de su incumplimiento.
Los recursos naturales se enmarcan dentro del ámbito de la Naturaleza, lo que lleva a admitir que sus componentes se presentan interrelacionados formando una estructura compleja. Esta estructura se mantiene, cuando no interviene el hombre, en una situación de equilibrio. Equilibrio que se presenta en un intervalo de valores, dentro de los cuales se encuentran aquellos correspondientes a una situación de máxima estabilidad.
Dentro de estos intervalos y a corto plazo, los sistemas mantienen su equilibrio y recuperan en forma más o menos rápida su situación de estabilidad. Sin embargo, la intervención del hombre puede, y de hecho lo logra, llevar a tales sistemas más allá de sus intervalos de equilibrio, promoviendo fenómenos como el de la extinción de especies y superpoblación de otras, degradación de ecosistemas, procesos de erosión, inundaciones, contaminación y otros.
No debe olvidarse que la estructura compleja e interdependiente de los elementos naturales permite que los desequilibrios ocurridos en un sistema afecten el equilibrio de otros sistemas alejados en el espacio y en el tiempo.
Pero lo más dramático e irónico de tales desequilibrios es que se vuelven en contra del hombre mismo. Existen dos grandes vías a través de las cuales puede el hombre hacer uso y aprovechamiento de los recursos naturales:


Actuando Irracionalmente
Esto es, promoviendo los desequilibrios para luego remediar las consecuencias de los desastres ocurridos. Además de ser éste un procedimiento costoso, no debe olvidarse que en la naturaleza muchos cambios son irreversibles o lentamente reversibles y, en este último caso, que el concepto de duración del tiempo que posee el hombre difiere del que posee la naturaleza.
Actuando Racionalmente
Esto es, contemplando el uso y aprovechamiento de los recursos desde el punto de vista del recurso mismo y no sólo desde el punto de vista de la conveniencia del ser humano. En otras palabras, obtener de los sistemas sólo lo que éstos pueden dar sin afectar sus equilibrios ni a otros sistemas.

Queda claro, entonces, que el hombre está obligado a usar y aprovechar los recursos naturales para su subsistencia en el tiempo, lo que lo hace dependiente de la permanencia de dichos recursos.

REQUERIMIENTOS NECESARIOS
Reconocer la importancia de los recursos naturales y la necesidad de su manejo racional (a perpetuidad), no es suficiente, por el contrario, es apenas el primer paso. Es necesario establecer políticas con objetivos claros y, lo que es más importante aún, cumplirlas. Sin embargo, un objetivo representa un destino general y no establece por sí mismo el camino a recorrer, es decir, no define las técnicas ni los métodos a emplear.
Hay un hecho que es indiscutible y es que para establecer con claridad un objetivo y el camino a recorrer para cumplirlo, se hace necesario conocer íntimamente cada componente del recurso y su relación, al menos aproximada, con los componentes restantes. Así, la investigación básica de los recursos naturales en sus diversos aspectos es una condición necesaria e indispensable. Y cuando hablo de investigación me refiero a aquellos estudiosos que tienen por finalidad aportar conocimientos útiles a la sociedad, y no a aquellos que lo hacen para satisfacer su vanidad y su ego contando cuántos trabajos publicó.
En la actualidad, la ciencia y la tecnología han llegado a una especialización de los trabajos. La prueba está en los distintos organismos estatales y provinciales que se dedican al estudio de un mismo recurso. Esto significa que ningún organismo puede por sí mismo resolver el problema.
Surge, entonces, la necesidad de distribuir las acciones específicas de cada Organismo interviniente, evitando la superposición y repetición innecesaria de los trabajos, coordinando, por otro lado, aquellos que deben encararse en forma conjunta.

EL RECURSO HUMANO
El recurso humano es la herramienta principal e indispensable en la ejecución y diseño de los programas de trabajo, mereciendo así toda la atención que sea necesaria.
Los profesionales y técnicos deberían contar con seguridad laboral y económica. Es indiscutible, que los principales recursos con que cuenta un profesional son su conocimiento y experiencia, los que se traducen en su habilidad para resolver problemas. Ello requiere de una mente totalmente receptiva y con alta capacidad de concentración, y las inseguridades laborales y económicas son sus enemigas.
El “costo de los profesionales y técnicos no debe observarse desde un plano meramente contable, sino en función de sus resultados. Es decir, no debe buscarse un gasto bajo sino una alta relación producción/costo. Más aún, los costos deben tomarse como una inversión a largo plazo.
En otro orden de cosas, deberá contarse con toda la información que sea posible. En este sentido, la bibliografía juega un papel importante, razón por la cual debe facilitarse a todos los profesionales y técnicos el acceso a tal información. La realización de cursos, el otorgamiento de becas, la invitación de especialistas al país deberán ser facilitadas y accesibles a todos los Organismos.

EL BOSQUE COMO RECURSO NATURAL
Dentro de los recursos naturales, los bosques representan un capítulo sumamente amplio, de elevada complejidad y con características particulares. Si bien puede pensarse en un bosque como “un sitio poblado de árboles”, tal concepto no va más allá de una definición meramente gramatical.  Un bosque es un ecosistema en el cual el árbol  es el elemento determinante, pero es apenas un componente más del sistema. La existencia de un bosque espontáneo surge como consecuencia de etapas sucesionales, lo que implica una evolución coordinada entre un alto número de variables que se han ido “acomodando” entre si: temperatura, precipitaciones, luminosidad, suelo, flora, fauna y otros; a ello debemos agregar las variaciones estacionales. La elevada cantidad de elementos intervinientes y sus interrelaciones permiten afirmar que un bosque espontáneo es un sistema amplio y complejo. Esta amplitud y complejidad se transmite  a su observación, su estudio, su análisis y a las conclusiones.
El factor tiempo presenta en los árboles de un bosque espontáneo una dimensión diferente a la que  presentan los vegetales herbáceos y leñosos de rápido crecimiento (ej: árboles frutales). Por ello, los ensayos y experimentos son de lenta evolución y sus resultados poco espectaculares. Con distinta intensidad, los bosques implantados presentan características similares.
Los bosques espontáneos de nuestro país suelen ocupar superficies sumamente extensas. Por ejemplo, los bosques de “lenga” ubicados en Tierra del Fuego ocupan aproximadamente 600.000 ha y son sólo una parte de la formación Andino-Patagónica. Ello implica una alta variabilidad de situaciones: pendientes, exposiciones, alturas, clima, suelo y otras; hecho que representa una dificultad para obtener datos exactos y precisos. Por otra parte, en ocasiones esos bosques se ubican en zonas de muy difícil acceso, con grandes limitaciones para la permanencia en el lugar.
Dejando de lado los productos forestales no madereros, el material aprovechable, en los árboles de bosques espontáneos y cultivados, suele ser el cuerpo mismo del árbol, individuo que muere al momento de la corta. Así, una vez aprovechado, ese árbol desaparece y es necesario esperar el crecimiento de un nuevo individuo para la realización de las observaciones. Esto acarrea dificultades en la obtención e interpretación de datos. Lo mismo ocurriría si el árbol muere en forma natural.

COMENTARIO FINAL
Lo importante de destacar es que, como ecosistema, no se debe pretender del bosque más de lo que el bosque puede dar sin verse negativamente afectado. Para ello es necesario conocer a fondo dichos sistemas, teniendo en cuenta que cada bosque es un sistema. Como punto de partida y en términos generales, debe conocerse la acción y el efecto del bosque sobre el medio ambiente y la acción y efecto del medio ambiente sobre el bosque, incluyendo al hombre. Y para eso se debe contar con organizaciones capacitadas y una clara política por parte del Estado.
Ing. Agr. Enrique Wabö
Noviembre de 2015

1 comentario:

ganbackes dijo...

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